Kabuto (casco) de Ieyasu Tokugawa
El actor Hiroyuki Sanada interpreta al Señor Toranaga (Ieyasu Tokugawa) en la serie “Shogun”.

Es 1594. Durante más de un siglo, Japón ha estado sumido en una cruenta guerra civil entre clanes provinciales y Tokugawa Ieyasu, daimyo de Mikawa, Kanto y Edo, es uno de los Señores feudales más poderosos del país. En unos años, Ieyasu se convertirá en Shogun y vencedor absoluto del conflicto, dando comienzo a tres siglos de prosperidad y aislamiento para Japón: el Shogunato Tokugawa, que verá convertido al Edo Tokugawa (actual Tokyo) en la nueva capital. Sin embargo, aún deberá pasar casi una década para que estos acontecimientos —que actualmente están siendo dramatizados en la serie de FX “Shogun”, basada en la novela del mismo nombre de James Clavell y en la que Tokugawa se presenta bajo el nombre Toranaga— se desencadenen.

Siendo uno de los líderes militares más prestigiosos y temidos al servicio del clan regente, los Toyotomi, Tokugawa Ieyasu muestra un profundo interés por las artes marciales. Como todo samurái en el Japón de la época, ha escuchado leyendas sobre un estilo de kenjutsu aparentemente imbatible y que es enseñado por Sekishusai Munetoshi, el anciano señor del clan Yagyu. El nombre del estilo es Shinkage-ryu.

Ansioso por comprobar la veracidad tras la fama de esta escuela, Ieyasu convoca oficialmente al Gran Maestro Yagyu a una reunión en la aldea de Takagamine, al norte de Kyoto. Sekishusai, que entonces tiene 66 años de edad, acude a la llamada del daimyo acompañado de su hijo, Yagyu Munenori.

Yagyu Sekishusai Munetoshi
Yagyu Sekishusai Munetoshi, 2º Gran Maestro de Shinkage-ryu. En la cultura popular japonesa, Sekishusai suele aparecer representado con pelo largo y barba blanca.

Las crónicas históricas de la época nos explican como, durante el encuentro y ante los ojos de los señores y vasallos del clan Tokugawa, Sekishusai Munetoshi expone en detalle la filosofía del Shinkage-ryu al daimyo Tokugawa para, a continuación y con la ayuda de su hijo, proceder a la demostración práctica de algunas de sus katas, así como de las técnicas de desarme propias de la escuela (Mutō-dori).
Pero Ieyasu no está satisfecho con ser un mero observador. Tomando un bokuto (espada de madera), camina hacia Sekishusai y lo reta. El asalto es breve. Antes de que finalice su primer ataque, Ieyasu se encuentra tumbado en el suelo y desarmado. Utilizando una de las técnicas de Mutō-dori que Kamiizumi Ise-no-Kami, fundador del Shinkage-ryu, le había encargado desarrollar décadas atrás, Sekishusai le ha arrebatado el bokuto, lanzándolo a varios metros de distancia y derribando al Tokugawa con un solo movimiento. Confundido, Ieyasu solicita un segundo asalto, que termina con idéntico resultado.

Los registros históricos no nos cuentan cuál fue la reacción inmediata de Ieyasu. Sí que, antes de partir de aquel encuentro en las afueras de Kyoto, el daimyo Tokugawa había dejado por escrito su juramento solemne de aprender Shinkage-ryu y de tratar favorablemente al Clan Yagyu en el futuro. Regalando al venerable Yagyu una espada forjada por el famoso artesano Kagenori, con toda la ceremonia y el respeto implícito en este gesto samurái, Ieyasu le pidió que se convirtiera en su maestro. Sekishusai, sin embargo, se negó cortesmente, alegando su avanzada edad y ofreciendo en su lugar a su hijo, Munenori, que entonces tenía 22 años. Y así fue: el joven ya no acompañaría a su padre en el viaje de vuelta hacia la provincia de Yagyu, incorporándose inmediatamente al servicio de Ieyasu y recibiendo de éste el título de Hatamoto (“Guardian de la bandera”, samurái de alto rango).

Con el tiempo, Yagyu Munenori llegaría a obtener el título de daimyo (Señor feudal), sería nombrado maestro de esgrima del futuro Shogun, Tokugawa Hidetada —hijo de Ieyasu— y ejercería como uno de los principales consejeros del tercer Shogun, Tokugawa Iemitsu. Gracias a ello, el Shinkage-ryu se convertiría, junto al tradicional Itto-ryu, en el estilo de kenjutsu adoptado oficialmente por el Shogunato Tokugawa1. Pero esta es una historia que será contada en otra ocasion…

(Como también lo serán las crónicas históricas de cómo el propio Yagyu Sekishusai Munetoshi aprendió Shinkage-ryu del fundador del estilo, Kamiizumi Ise-no-Kami, convirtiéndose en su principal discípulo, o de cómo —según la tradición popular— enseñó a samuráis de la talla de Miyamoto Mushashi e incluso venció en duelo contra un tengu).


1 Ya fuera por admiración honesta o por astucia política, no se debe subestimar la inteligencia del gesto de Tokugawa. En un solo movimiento, una especie de Mutō-dori político, había ganado para su causa la lealtad del clan Yagyu. Esta alianza y el reclutamiento de varias generaciones de Grandes Maestros de Shinkage-ryu resultarían ser críticos para la supervivencia del propio Ieyasu y del Shogunato Tokugawa en los tiempos venideros.