Kabuto (casco) de Ieyasu Tokugawa
Katana de Tokugawa Ieyasu
“Kawatsukaroironuri” uchigatana de Tokugawa Ieyasu, mantenida en el Kunozan Tōshōgū de Japón.

Es mayo de 1594. Durante más de un siglo, Japón ha estado sumido en una cruenta guerra civil entre clanes provinciales y Tokugawa Ieyasu, daimyō de Mikawa, Kanto y Edo, es uno de los Señores feudales más poderosos del país. En unos años, Ieyasu se convertirá en Shōgun y vencedor absoluto del conflicto, dando comienzo a tres siglos de paz, prosperidad y aislamiento para Japón: el Shogunato Tokugawa, que establecerá en Edo (actual Tokyo) la nueva capital. Sin embargo, aún deberá pasar casi una década para que estos acontecimientos se desencadenen.

Siendo uno de los líderes militares más prestigiosos y temidos al servicio de los Toyotomi, el clan regente que eventualmente destronaría, Tokugawa Ieyasu muestra un profundo interés por las artes marciales. Como todo samurái en el Japón de la época, ha escuchado leyendas sobre un estilo de kenjutsu aparentemente imbatible y que es enseñado por Sekishūsai Munetoshi, el anciano señor del clan Yagyū. El nombre del estilo es Shinkage-ryu.

Ansioso por comprobar la veracidad tras la fama de esta escuela, Ieyasu convoca oficialmente al Gran Maestro Yagyū a una reunión en la pequeña aldea de Takagamine, al norte del monumental Kyoto. Sekishūsai, que entonces tiene 66 años de edad, acude a la llamada del daimyō desde los bosques remotos de Nara, donde el clan Yagyū tiene su base, acompañado de su hijo, Yagyū Munenori.

Yagyu Sekishusai Munetoshi
Yagyu Sekishusai Munetoshi, 2º Gran Maestro de Shinkage-ryu. En la cultura popular japonesa, Sekishusai suele aparecer representado con pelo largo y barba blanca.

Las crónicas históricas de la época nos explican como, durante el encuentro y ante los ojos de los señores y vasallos del clan Tokugawa, Sekishūsai expone en detalle la filosofía del Shinkage-ryu al daimyō. Seguidamente, con la ayuda su hijo, procede a una demostración práctica algunas de sus katas, así como de las técnicas de desarme propias de la escuela (Mutō-dori).
Pero Ieyasu no está satisfecho con ser un mero observador. Tomando un bokuto (espada de madera), camina hacia Sekishūsai y lo reta. El asalto es breve. Antes de que finalice su primer ataque, Ieyasu se encuentra tumbado en el suelo y desarmado. Utilizando una de las técnicas de Mutō-dori que su maestro Kamiizumi Isenokami, fundador del Shinkage-ryu, le había encargado desarrollar décadas atrás, Sekishūsai le ha arrebatado el bokuto, lanzándolo a varios metros de distancia y derribando al Tokugawa con un solo movimiento. Confundido, Ieyasu solicita un segundo asalto: el resultado es el mismo.

Los registros históricos no nos cuentan cuál fue la reacción inmediata de Ieyasu. Sí que, antes de partir de aquel encuentro en las afueras de Kyoto, el daimyō Tokugawa había dejado por escrito su juramento solemne de aprender Shinkage-ryu y de tratar favorablemente al Clan Yagyū en el futuro. Regalando al venerable Yagyū una espada forjada por el famoso artesano Kagenori, con toda la ceremonia y el respeto implícito en este gesto samurái, Ieyasu le pidió que se convirtiera en su maestro. Sekishūsai, sin embargo, se negó cortesmente, alegando su avanzada edad y ofreciendo en su lugar a su hijo, Munenori, que entonces tenía 22 años. Y así fue: el joven ya no acompañaría a su padre en el viaje de vuelta hacia la provincia de Yagyū, incorporándose inmediatamente al servicio de Ieyasu y recibiendo de éste el título de Hatamoto (“Guardian de la bandera”, samurái de alto rango).

Con el tiempo, Yagyū Munenori llegaría a obtener el título de daimyō (Señor feudal), sería nombrado Inspector General (Ō-metsuke) del shogunato, siendo maestro de esgrima del futuro Shōgun, Tokugawa Hidetada —hijo de Ieyasu— y ejerciendo como uno de los principales consejeros del tercer Shōgun, Tokugawa Iemitsu. Gracias a ello, el Shinkage-ryu se convertiría, junto al tradicional Itto-ryu, en el estilo de kenjutsu adoptado oficialmente por el Shogunato Tokugawa1. Pero esta es una historia que será contada en otra ocasion…

(Como también lo serán las crónicas históricas de cómo el propio Yagyū Sekishūsai Munetoshi aprendió Shinkage-ryu del fundador del estilo, Kamiizumi Isenokami, convirtiéndose en su principal discípulo, o de cómo —según la tradición popular— enseñó a samuráis de la talla de Miyamoto Mushashi e incluso venció en duelo contra un tengu).


1 Ya fuera por admiración honesta o por astucia política, no se debe subestimar la inteligencia del gesto de Tokugawa. En un solo movimiento, una especie de Mutō-dori político, había ganado para su causa la lealtad del clan Yagyū. Esta alianza y el reclutamiento de varias generaciones de Grandes Maestros de Shinkage-ryu resultarían ser críticos para la supervivencia del propio Ieyasu y del Shogunato Tokugawa en los tiempos venideros.


Fuentes:

“Gyokuey Shūi”, registro del Clan Yagyū (S. XVII). En Yoshio Imamura (1995), Yagyū Shinkage-ryū Vol. 1., Shinjimbutsu Ōraisha.

Scott Wilson, W. (2012) “The Life-Giving Sword: Secret Teachings from the House of the Shogun”. Shambhala, Boston & London.